Wagner estaba desesperado. Lo que había sido un simple regalo a su benefactor, las partituras originales de El Oro y La Walkyria, habían permitido a Luis II, con la total oposición del autor, estrenar ambos títulos en Múnich, por separado de la Tetralogía. En la primavera de 1870, en su casa suiza, el compositor se lamentaba de ello ante Cosima, su futura esposa, quien le aconsejó buscar en una enciclopedia de su colmada biblioteca el artículo dedicado a “Bayreuth”. Allí leyeron los dos sobre la encantadora ciudad, y se alegraron sobremanera al recordar la existencia de una ópera barroca donde organizar su ansiado Festival. Todo ello lejos, pero no muy lejos, de la corte muniquesa de Luis II. No era la primera vez que Wagner pensaba en aquella pequeña ciudad, ya había estado en su juventud, pero aquel artículo le animó en su objetivo.
Este es el boletín número 355 de la Guía del Festival de Bayreuth enviado el 24 de noviembre de 2023. Si no quieres perderte ninguno, no lo dudes y suscríbete ya.