Prevención de riesgos laborales - Boletín #259

La muerte del tenor Ludwig Schnorr von Carolsfeld poco después de estrenar el papel de Tristán, en 1865, le valió a Wagner el apelativo de mata cantantes por parte de sus enemigos. La causa de su muerte no quedó clara, pero lo cierto es que no es el único músico cuyo acercamiento a Wagner ha tenido fatales consecuencias. Felix Mottl murió en 1911 en Múnich tras sufrir un ataque al corazón mientras dirigía Tristán e Isolda. En el mismo lugar, con la misma ópera y por la misma causa falleció también Joseph Keilberth en 1968. Otro director, el polaco Juliusz Wertheim, murió en 1928 en Varsovia mientras dirigía el preludio de Los Maestros Cantores. El director alemán Leopold Damrosch falleció en 1885 tras enfermar durante un Festival wagneriano en el MET de Nueva York, donde dirigió Tannhäuser, Lohengrin y Die Walküre. Esta maldición wagneriana también afectaría a su hijo Siegfried, quien sufrió un ataque mientras asistía a un ensayo en Bayreuth de Tannhäuser, muriendo en el hospital semanas después. Quizá para decidir su propio destino, el coreógrafo Maurice Béjart afirmó: “si supiera que me quedan solo cinco horas de vida, las pasaría escuchando Tristán e Isolda.”

 

Este es el boletín número 259 de la Guía del Festival de Bayreuth enviado el 7 de enero de 2022. Si no quieres perderte ninguno, no lo dudes y suscríbete ya.