Tocado por el Maestro - Boletín #52

Tras la muerte de Richard Wagner, todos sus objetos personales permanecieron en Wahnfried durante años, en el mismo estado en el que los dejó, viviendo para siempre en 1883. Su custodia quedó bajo la atenta y severa mirada de su viuda Cosima: nadie podía acercarse a ellos, ni siquiera sus nietos, porque los había “tocado el Maestro”. En una ocasión, ya en la segunda década del siglo XX, Winifred Wagner se sentó, inocente, en un sillón en Wahnfried. El revuelo que provocó entre los asistentes pronto le fue explicado: nadie se había sentado allí desde la muerte de Wagner.

 

Este es el boletín número 52 de la Guía del Festival de Bayreuth enviado el 29 de diciembre de 2017. Si no quieres perderte ninguno, no lo dudes y suscríbete ya.