En junio de 1907, un año después de su última participación en el Festival de Bayreuth, a donde había acudido casi de forma ininterrumpida desde 1886, el director de orquesta Felix Mottl entró en un estudio de grabación de Friburgo. Pero no en uno en el que se grabaran ondas sonoras, sino cintas perforadas gracias a una reciente invención: el piano mecánico de Welte-Mignon. Todo lo que se pulsaba en el teclado se registraba en un rollo de papel que después podía reproducirse con la más alta fidelidad al original. Mottl grabó transcripciones para piano de Lohengrin, Parsifal, Tristán y Maestros Cantores. A su lado, además de los técnicos de la casa de pianos, se encontraba Cosima Wagner, atenta a que los resultados del nuevo invento respetaran la voluntad de Maestro. La magia de los pianos Welte-Mignon nos permiten hoy aproximarnos al sonido del Bayreuth de principios del siglo XX.
Este es el boletín número 342 de la Guía del Festival de Bayreuth enviado el 25 de agosto de 2023. Si no quieres perderte ninguno, no lo dudes y suscríbete ya.