Ihm innig vertraut - Boletín #215

El tenor Günther Treptow le dio un sencillo consejo a Astrid Varnay. Lo mejor con Knappertsbusch – dijo – es tomar todo el aire que puedas. Así que la soprano decidió aplicarlo aquella noche del Festival de 1956. Llegaba uno de los pasajes más temidos para cualquier cantante del final de La Walkyria, el crescendo de “ihm innig vertraut”, mucho más en la indicación del director Felix Mottl, que sugiere alargar la nota al máximo. Cómo se nota que Mottl no tenía que cantarlo, se acuerdan muchas. En mitad de la frase, desde sus casi dos metros de altura, Knappertsbusch alargó sus brazos en toda su extensión, congeló a la orquesta en la nota mi y Varnay dejó para la historia un “ihm innig vertraut” de 14 interminables segundos. No es de extrañar que la cantante dijera después que con Kna su capacidad pulmonar había aumentado.