Yo mismo dirigiré su sinfonía - Boletín #198

En mitad de la composición de su séptima sinfonía, en julio de 1882, Anton Bruckner viajó hasta Bayreuth para asistir al estreno de Parsifal. Allí intuyó que el final de Wagner no estaba muy lejos, y su pesar impregnó la partitura que estaba escribiendo. En su segundo movimiento, adagio, escrito en las semanas previas y posteriores a la muerte de Wagner, Bruckner incluyó un cuarteto de tubas wagnerianas en su honor, y se cuenta que el golpe de platillos fue escrito en el momento de enterarse de la muerte de su amigo. La sinfonía se estrenó al año siguiente en Leipzig, ciudad natal de Wagner, y los ingresos sirvieron para levantar allí un monumento en su memoria. Lo que no se llegó a cumplir es el deseo que Wagner le había confesado a Bruckner aquel verano en Bayreuth: “No se preocupe, yo mismo dirigiré su sinfonía”.

 

Este es el boletín número 198 de la Guía del Festival de Bayreuth enviado el 30 de octubre de 2020. Si no quieres perderte ninguno, no lo dudes y suscríbete ya.