Sin “basura” por esteta, no por frugal - Boletín #142

Wieland Wagner plasmó sus ideales escénicos desde el primer día en el que asumió la dirección del Festival de Bayreuth, cuya primera edición posbélica tuvo lugar en 1951. Había estudiado todas las obras de su abuelo mientras residía en Überlingen, junto al lago Constanza, donde en 1945 nació su hija Nike. Llegó a afirmar que quería ver el escenario del Festspielhaus “libre de toda basura”. Para equilibrar sus propuestas desnudas, utilizó todos los recursos que le permitía la iluminación para crear espacios sobre el escenario. Su madre Winifred, que le había antecedido en el cargo, llegó a pensar que las puestas en escena de su hijo eran tan austeras por motivos económicos, al contar el Festival con pocos recursos tras su reinauguración. Con el paso del tiempo se pudo comprobar como la escena vacía de Wieland se convertía en su sello más reconocible y abría el camino para otros directores de ópera.

 

Este es el boletín número 142 de la Guía del Festival de Bayreuth enviado el 4 de octubre de 2019. Si no quieres perderte ninguno, no lo dudes y suscríbete ya.